Entre los celenterados encontramos las hidras, medusas o “aguas vivas”, actinias o anémonas de mar, corales, etc.
- Características físicas de los celenterados
- Reproducción
- Organización (forma “pólipo” y forma “medusa”)
- Seres vivos pertenecientes al filo celenterados
- Las hidras
- Medusas
- Ambas formas de celenterados
- ¿Qué es una colonia?
- Colonia de obelia
- Alternancia de generaciones
- Polimorfismo colonial o colonia heteromorfa
- Velella y fisalia
- Actinias
- Violetas de mar
- Corales y madréporas
- Para recordar: especies importantes de celenterados
Características físicas de los celenterados
El filo “celenterados” (del griego “koilos” - hueco, “enteron” - intestino), presenta un plan estructural más primitivo que otros animales mencionados anteriormente, como lo son por ejemplo los crustáceos o los moluscos.
No presentan órganos anatómicamente bien definidos, sino que sólo alcanzan una diferenciación a nivel de tejidos (grado tisular).
Su cuerpo se considera un saco de doble pared, con dos capas y una amplia cavidad gastrovascular, que comunica al exterior mediante un único orificio (boca-ano), el cual se encuentra rodeado de tentáculos de diferente longitud.
Por poseer únicamente dos capas de células, los celenterados son llamados “individuos diblásticos”.
Dichas capas (el ectodermo y el endodermo), están separadas por una capa media, la mesoglea, sin estructura celular, cuyo espesor varía según las especies.
La cavidad con función digestiva puede ser única o estar dividida por tabiques.
Los celenterados tienen simetría radiada, con cuatro o seis radios, y presentan unas células especiales, urticantes, llamadas “cnidoblastos” o “nematocistos” y características de este grupo.
¿Por qué decimos que poseen simetría radiada?
El cuerpo de los celenterados muestra una forma básicamente cilíndrica, con la boca en un extremo denominado “oral”, mientras que el opuesto o “aboral”, suele ser de fijación.
Cualquier corte longitudinal a través del eje del cilindro dividirá al animal en dos partes iguales.
Primitivamente, se reunía a los celenterados con los espongiarios en el grupo fitozoarios (phyto - planta; zoo - animal), por su aspecto arborescente, vivos colores, colonias ramificadas, simetría radiada y aparente inmovilidad.
Su tamaño varía desde 1 mm hasta más de 2 m de diámetro.
Los celenterados no presentan aparato circulatorio, respiratorio ni excretor, y el sistema nervioso en general se presenta difuso.
Son animales esencialmente marinos. Unos llevan vida libre, otros se fijan a las rocas, las caracolas, etc., ya sea aisladamente o formando colonias.
Reproducción
La reproducción de los celenterados es asexuada, por brotamiento o por división, y sexuada, por medio de gametos originados en un mismo individuo (hermafroditismo) o en individuos separados (gonocorismo).
Del huevo se origina una larva ciliada.
En algunas especies, los individuos presentan los dos tipos de modalidades reproductoras alternadamente.
Organización del grupo “celenterados”
(forma “pólipo” y forma “medusa”)
Los celenterados suelen adoptar dos tipos básicos en la forma de su cuerpo: “pólipo” y “medusa”.
En ambos se observa la misma organización, es decir, boca, tentáculos y cavidad gastrovascular, pero mientras los pólipos poseen cuerpo tubular, con la boca hacia arriba, las medusas tienen forma de sombrilla o campana, con la boca hacia abajo.
La forma “pólipo”, como es el caso de las hidras, vive fija a los vegetales de estanques y lagunas. Su cuerpo es alargado, se fija por un extremo al vegetal (disco de fijación) y por el otro presenta la boca rodeada de tentáculos.
El celenterón o cavidad gastrovascular comunica con el exterior por el orificio bucal, y se prolonga en el interior de los tentáculos.
Está revestido por la ectodermos, provista de células urticantes y sensitivas.
El interior está tapizado por células glandulares con flagelos, y musculares, que aseguran la circulación y renovación del agua en la cavidad. Entre ambas se encuentra una mesoglea muy delgada.
Otros pólipos, en lugar de tener celenterón simple como se da en las hidras, presentan tabiques que dividen la cavidad gastrovascular en logias. Este es el caso por ejemplo de los corales, actinias o anémonas de mar, etc.
En estos casos, además, el ectodermos sufre una invaginación llamada actino–faringe.
Los pólipos poseen vida béntica, es decir, viven en contacto con un sustrato. Unos se desplazan sobre él, y otros permanecen fijos al mismo.
Distintos seres vivos pertenecientes al filo “celenterados”
Entre los distintos seres vivos pertenecientes al filo “celenterados” se incluyen las hidras, medusas o “aguas vivas”, actinias o anémonas de mar, corales, etc.
Algunos son solitarios y otros coloniales.
Las hidras
Las hidras habitan generalmente en aguas de estanques, arroyos y lagunas, fijándose a las raíces y hojas de las plantas acuáticas. El cuerpo de estos animales mide alrededor de 1 cm de longitud y 1 mm de espesor.
Su morfología está compuesta por la zona de fijación o disco basal (aboral), cuerpo cilíndrico, y en el extremo superior u oral, la boca.
Su organización es muy simple: una pared fina y la cavidad interna que se continúa en los tentáculos (cavidad gastrovascular), la cual sirve para la digestión.
La pared externa está recubierta por células de protección, entre las que se encuentran las células urticantes.
¿Cómo funcionan?
Al capturar una presa o defenderse del enemigo, se produce la emisión de los filamentos de los cnidoblastos. La abundancia de los mismos es mucho mayor en los tentáculos que en el resto del cuerpo.
Cada cnidoblasto o nematocisto es una célula especializada, constituida por una vesícula en cuyo interior se encuentra un líquido tóxico, y un filamento hueco enrollado en espiral.
Hacia fuera la célula presenta una espinita sensible, el “cnidocil”, que al contacto con una superficie, produce la contracción de la vesícula, la evaginación del filamento y la inyección del líquido hacia la presa o enemigo al que ahuyenta o mata.
Si colocas un dedo sobre una hidra, muchos nematocistos son disparados pero no sentirás nada. Esto sucede porque su piel es muy gruesa y la cantidad de veneno inyectado es insignificante.
La hidra es esencialmente carnívora. Su alimento característico es la pulga de agua, la que normalmente se encuentra en los lugares donde ella habita. En su dieta también se incluyen larvas de insectos, algunos otros crustáceos diminutos y partículas vegetales.
Suele extender su cuerpo en el momento de alimentarse.
Su forma de locomoción se compone de diferentes etapas.
La hidra, como la planaria, tiene capacidad de regeneración.
Medusas
La forma “medusa”, típicamente representada por las “aguas vivas”, habita en las playas.
Posee tentáculos muy abundantes, y puede producir gran escozor acompañado de fiebre a los bañistas, por inyección del líquido urticante, procedente de millones de cnidoblastos.
Las medusas tienen el cuerpo en forma de sombrilla, llamado “umbrela”, y el manubrio en el centro de la cara inferior, del que se desprenden los brazos que circundan a la boca. Del borde de la umbrela penden los tentáculos, ricos en cnidoblastos y similares a los de las hidras.
En su observación se destaca el espesor de la pared, debido al grosor de la capa gelatinosa intermedia o mesoglea, la cual se encuentra muy desarrollada, y constituye la masa que forma su cuerpo.
Las medusas son organismos pelágicos, es decir, viven en alta mar y flotan en el agua, movidos por acción conjunta de los vientos, oleaje y corrientes marinas.
Generalmente transparentes por adaptación a dicha vida, pasan desapercibidos de sus enemigos.
La vida libre que llevan las medusas, requiere la existencia de elementos de relación.
Las mismas poseen células de la sensibilidad general, al igual que los pólipos, y también órganos de los sentidos rudimentarios (órganos del equilibrio, ocelos o células pigmentadas impresionables por la luz, células olfativas, etc.).
A veces las células se reúnen en ganglios, de los que parten los filetes nerviosos.
Por su frecuencia, en determinados días del verano, en nuestras costas (Uruguay) puede observarse las contracciones rítmicas de su cuerpo y, como hemos señalado antes, su gran poder urticante, el cual las hace temibles para pescadores o bañistas desprevenidos.
Ambas formas de celenterados
En algunos celenterados se puede presentar la forma medusa, como en las aguas vivas, y en otros sólo la forma pólipo, como en hidras, anémonas de mar, renillas y corales. Sin embargo, algunos muestran ambas formas a lo largo de su ciclo biológico. Es el caso de la colonia de obelia, común sobre rocas o maderos sumergidos.
¿Qué es una colonia?
Llamamos “colonia” a la asociación biológica de individuos de la misma especie, que presentan continuidad anatómica y funcional.
Colonia de obelia
La obelia forma colonias pequeñas de numerosos pólipos intercomunicados y de morfología diferente.
Tiene individuos encargados de la nutrición, semejantes a las hidras, llamados “hidrantes” y otros pólipos reproductores, los gonozoides productores de yemas, que originan pequeñas medusas (por gemación, es decir, reproducción asexuada).
Las mismas suelen desprenderse de la colonia. Poseen forma de campana con tentáculos en el borde, y éste se une al manubrio a través de un velo (medusa con velo).
Son unisexuadas, y los gametos se fecundan en el agua, originándose una larva ciliada que pronto se fija y forma un pequeño pólipo, el cual por gemación dará lugar a una nueva colonia.
Alternancia de generaciones
Como vemos, en un mismo individuo se dan dos tipos de reproducción y dos tipos morfológicos diferentes:
- Una forma colonial, fija, con los individuos hidrantes y gonozoides que se reproducen por gemación.
- Una forma individual, unisexuada, con forma de medusa con velo, la cual se reproduce por fecundación.
Este proceso se denomina “alternancia de generaciones”.
Es el proceso en el cual la forma colonial, de vida béntica, origina por reproducción asexuada individuos llamados “medusas con velo”, de vida pelágica, los cuales mediante reproducción sexuada y a partir del huevo o cigoto, originan una nueva colonia.
Polimorfismo colonial o colonia heteromorfa
En ciertas colonias de individuos puede apreciarse una división del trabajo, por la cual el pólipo toma la forma más adecuada a la función que desempeña. Es el llamado “polimorfismo colonial” o “colonia heteromorfa”:
Un pólipo se adapta a la función nutritiva, otro a la reproductora, otro a la defensa, etc.
Se les denomina “colonia cormus”, y es aquella en que cada uno desempeña una función y el conjunto de ellos, las que corresponden al individuo.
Velella y fisalia
En nuestras costas oceánicas son comunes las especies “velella” y “fisalia”, las cuales constituyen colonias flotantes dotadas de un acentuado polimorfismo.
Las velellas poseen un flotador delgado, horizontal y una lámina inserta diagonalmente como una vela, que le da su nombre. Del flotador penden los distintos individuos.
También aparecen en nuestras playas (en verano) las colonias de fisalias, cuyo flotador es una gran ampolla, y por debajo del cual se extienden los distintos individuos, algunos de los cuales pueden tener hasta medio metro de longitud.
Actinias o anémonas de mar
Entre los celenterados que presentan exclusivamente forma pólipo, llamados “animales flores” (antozoarios) encontramos formas solitarias y coloniales.
Algunas como las actinias o anémonas de mar son solitarias y no tienen esqueleto calcáreo.
Viven adheridas a las rocas o sobre caracoles, cangrejos, etc.
Son frecuentes en nuestras costas oceánicas.
Violetas de mar
La gran mayoría de las formas coloniales tienen un esqueleto calcáreo, en cuya cubierta carnosa se albergan los pólipos.
Las llamadas “violetas de mar”, debido al color violeta de la colonia, presentan una lámina o disco en forma de hoja, provista en la cara superior de pólipos semejantes (colonia homomorfa), unidos por una masa común violeta: el cenosarco con espículas calcáreas, y en la cara inferior un pedúnculo para fijarse en la arena, donde suele desplazarse lentamente.
En nuestro país (Uruguay), pueden encontrarse violetas de mar en las costas de Rocha.
Corales y madréporas
Los corales y madréporas son celenterados coloniales, provistos de esqueleto, que desempeñan un importante papel en la formación de rocas (calizas coralígenas).
Estas colonias se desarrollan ampliamente. Sus esqueletos sirven de basamento a las formas vivientes más superficiales y su masa rocosa constituye un arrecife.
A su alrededor pulula un mundo de peces, crustáceos, moluscos, etc. Especialmente los últimos, que suelen perforar la roca y excavar galerías.
Algunos arrecifes cuentan con una gran extensión, como lo es por ejemplo la Gran Barrera Australiana, la cual bordea la costa oriental de Australia, en una extensión de 2400 km, y un ancho de 150 km en ciertas zonas de la misma.
Las formaciones conocidas con el nombre de “atolones” o “atolls”, son arrecifes más o menos circulares, que aíslan una masa de agua a modo de laguna interior.
Al elevarse el suelo submarino, estos atolones se convierten en islas, como sucede en muchas de las islas de la Polinesia.
Las madréporas están pobremente representadas en nuestras costas; suelen encontrarse pequeños trozos del género Astrangia en las playas de Rocha.
Para recordar: especies importantes de celenterados
Recuerda:
Algunas de las especies más importantes que podemos hallar entre los celenterados son:
- Hidra: pólipo de agua dulce, que rara vez forma colonias. Vive sobre las plantas acuáticas. Alcanza a tener unos centímetros de longitud. Muchas de ellas viven asociadas con algas (simbiosis) que le comunican su color verde.
- Obelia: un claro ejemplo de alternancia de generaciones. Abunda sobre maderos sumergidos, y se dispone en cientos de pequeñas colonias arborescentes yuxtapuestas, semejando una cubierta vegetal sobre el sustrato.
- Velella y fisalia: son abundantes en las playas de Maldonado y Rocha, donde aparecen arrastradas por el oleaje en grandes cantidades.
- Medusas: llamadas corrientemente “aguas vivas”, presentan variados colores. Son frecuentes en nuestras playas, donde sus células urticantes hacen sentir sus efectos a los bañistas. Algunas especies oceánicas tienen hasta 2 m de diámetro.
- Actinias o anémonas de mar: son solitarias y no poseen esqueleto calcáreo. Viven adheridas a las rocas, caracoles y cangrejos.
- Violetas de mar: deben el nombre al color violeta de sus colonias. En Uruguay se las puede hallar en las costas de Rocha.
- Corales y madréporas: desempeñan un importante papel en la formación de rocas (calizas coralígenas). Sus esqueletos sirven de basamento a las formas vivientes más superficiales y su masa rocosa constituye un arrecife.
Basado en información extraída del libro “Zoología, tomo II”.
Lecturas recomendadas:
Erizos y estrellas de mar
Pulpos, sepias y calamares
Algas marinas
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